Humildad

(Sembrando dátiles)

En un oasis perdido en un rincón del desierto, había un anciano arrodillado en el suelo junto a unas palmeras datileras.

Al rato, llegó uno de sus vecinos, un acaudalado tratante de camellos, que se detuvo a la sombra a descansar.

¿Qué tal , buen hombre, qué haces ahí con una pala en la mano y a pleno sol?, le preguntó acercándose a él.

Estoy sembrando dátiles, respondió el viejo sin dejar de cavar.

¡Dátiles?

Deja eso para otro y ven a tomar una buena taza de té conmigo, sugirió el acaudado vecino.

Pero el anciano declinó la invitación y siguió con lo suyo.

Perdona que insista,¿ cuántos años tienes ya?, continuó el vecino.

La verdad es que perdí la cuenta hace tiempo, 70, 80… respondió el pobre hombre.

«Veras, no quiero ser impertinente, pero hacen falta unos 50 años para que las palmeras crezcan y empiecen a dar los primeros frutos.

No creo que lo llegues a ver, concluyó el mercader de camellos.

Pero el anciano, lejos de desanimarse, le respondió: Comí los dátiles que otro sembró.

Y ahora soy yo el que, en su honor, los planto para los que aún no han nacido.

Y el camellero quedó tan conmovido con la respuesta, que entregó al anciano una bolsa de monedas para agradecerle esa gran lección……Fin……

En ocasiones la vida nos sorprende mucho y aprendemos con humildad y en verdad el orgullo nos hace artificiales pero la humildad nos hace reales

Que estén todos bien. Un abrazo virtual

canariona _ c s r

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